En marzo, por disposición de weltwärts, el servicio de voluntariado alemán para el desarrollo, los y las voluntarias en el sur global tuvieron que regresar a Alemania. Esto implicó que el equipo de voluntariado tuviera a su cargo una tarea logística sin precedentes.
En marzo, por disposición de weltwärts, el servicio de voluntariado alemán para el desarrollo, los y las voluntarias en el sur global tuvieron que regresar a Alemania. Esto implicó que el equipo de voluntariado tuviera a su cargo una tarea logística sin precedentes. Con vuelos suspendidos en todo el mundo, restricciones y cuarentena estricta, 65 voluntarios y voluntarias que estaban realizando su año diacónico debían regresar a sus casas en un contexto que generaba, y sigue generando, mucha angustia e incertidumbre. Tras cuatro semanas de trabajo intenso en coordinación con los lugares de inserción, las embajadas y otras organizaciones en Argentina, Paraguay y Uruguay esta tarea se logró con éxito. “El caso más loco fue el de las dos voluntarias en la JUM que tuvieron que viajar en ambulancia desde Castelli a Resistencia y de allí en un remis a Ezeiza, para tomar el último vuelo que partía hacia Alemnia”, recuerda Ricardo Schlegel, coordinador del programa.
La situación en el norte fue algo distinta. Los y las 22 jóvenes que hacen su voluntariado en Alemania optaron por quedarse.
En este momento el clima de incertidumbre se sostiene. Se espera la llegada de unos veinte voluntarios y voluntarias a la región para mediados de octubre: “Aunque pueden ser menos”, detalló el diácono.
El equipo de voluntariado está reinventando procesos en este contexto. Recibieron 55 postulaciones para el año diacónico 2021: “Estamos haciendo un seminario de selección con un proceso totalmente nuevo y virtual que resulta muy interesante porque las organizaciones receptoras también están participando del proceso. Calculamos que a mediados de febrero y principios de abril estarán partiendo a Alemania los y las voluntarios seleccionados”, concluye Ricardo.