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La Pastoral de Promoción para el Cuidado de la Creación (PPCC) impulsó encuentros distritales para evaluar las acciones ambientales implementadas durante la pandemia, sus logros y desafíos. El detalle acerca de qué se trata esta propuesta para las comunidades.
Congregación Santa Rosa del Monday, Paraguay, Foto: Armando Weiss

Hora de Obrar celebra los encuentros sostenidos con referentes de los 7 distritos de la Iglesia Evangélica del Rio de la Plata (IERP) de Argentina, Uruguay y Paraguay, para evaluar el trabajo que vienen realizando en las comunidades y cómo continuar con la agenda de acciones y capacitaciones en relación a los ejes del proyecto de medio ambiente.

El pastor Jorge Weishein destacó en esta línea «los días de acción de gracias por las cosechas que se realizaron en mayo en las distintas congregaciones de la iglesia» y agregó que «desde la Pastoral queremos ponernos a disposición para que pensemos juntos y juntas distintas propuestas para nuestras comunidades y queremos acompañarlos en este camino de crear conciencia, de la mano con Dios, de la importancia de esta transformación para el bienestar y la armonía entre todos los seres».

A través de la Pastoral, desde el año 2016 la Fundación Hora de Obrar promociona tres ejes fundamentales que son, la eco-teología, la producción sustentable y sostenible y el consumo responsable. El primero se vincula a una re-lectura de la Biblia poniendo el foco en la importancia del cuidado de la creación, mientras que el segundo eje hace un llamado a entender a la Tierra no sólo como un medio, sino como un ser vivo que debe ser cuidado para convivir en armonía, promoviendo una producción circular, rotativa, armónica y de calidad. Esto lleva a lograr soberanía alimentaria, es decir, que todas las personas puedan alimentarse y con comida sana. Esto quiere decir que se busca apoyar el acceso y distribución de alimentos de calidad y saludables para todas las comunidades.

Por si no los conocías, te compartimos los 10 principios para una ecoteología integral elaborados junto a las comunidades de la iglesia:

  1. El Espíritu de Dios crea la vida humana a partir de la tierra (Gn. 2,7; cf. 6,5-7)
  2. La crisis ambiental es un síntoma de un malestar espiritual en toda la ecumene (Mt 24,45-51; Mt 25,13-30; Rm 8,22-39)
  3. La cosificación de la tierra y la naturaleza como un instrumento y medio de producción conduce a una relativización de toda la vida creada y al alejamiento de Dios (Gn 1,12.24).
  4. La idea de desarrollo progresivo como camino de acceso al paraíso conduce a acumular bienes materiales y a asociar la expectativa de ganar en el mundo con la salvación en el reino de Dios (Ex 16,1-36; Mc 6,23-33).
  5. El propósito último de la creación es garantizar la vida plena de toda la humanidad para la comunión de todo entre todos (Gn 1,28-29; 3,23; 2,23; Mc 10,1-16).
  6. El ser humano está de paso por el mundo y no tiene otra propiedad en el reino de Dios más que la promesa futura de un cielo nuevo y una tierra nueva junto a todos los demás. De esta manera, en todo tiempo y lugar nadie es dueño de nada y al mismo tiempo todos somos responsables por todo (Job 12,9-10; 1 Pe 1,17; 2,11).
  7. El oficio que ejercemos es la encarnación del llamado de Dios en el mundo para el ejercicio del amor al prójimo por todas las criaturas por igual (Is 48,12-13; 55,10; Rm 4,17; 9,12; 1 Pe 2,9; Gal 3,28).
  8. Dios pone a la niñez en el centro de su relación con su creación para poner en reflexión las relaciones de los adultos entre si y sus relaciones con la naturaleza (Mt 18,3; Ef 6,1-4; 1Co 13,11-13; Rm 8,38-40).
  9. El intercambio ecuménico en actividades ambientales comunes es un testimonio de comunión que además de dar testimonio de la unidad en Cristo es un signo de transformación para el mundo (Jn 17,21-23; 1 Cor 12,27-28; 15,8-10; Mt 16,18-19; Ef 1,15-23; Col 1,16-18).
  10. La Iglesia no está al servicio del Estado ni el Estado al servicio de la Iglesia sino ambos al servicio del reino de Dios en todas las luchas por las justicias en el mundo (Ez 21,25-27; Lc 1,31-33; Lc 22:29, 30; Mt 25,31, 32; Ap 11,15; Hbr 11,13; Flp 3,20, 1 Tm 2,1-6.).
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