8M: vida en abundancia es vida digna

Tener qué comer, acceder a medicamentos y cuidados de salud, recibir educación, contar con autonomía o poder soñar y proyectar un futuro. Estos son derechos fundamentales que deben garantizarse para todas las personas.

En Argentina, las mujeres asumen el 75% de las tareas de cuidados. Por eso ganan menos, tienen mayores niveles de informalidad y enfrentan más dificultades para acceder a la jubilación. Hoy en Argentina casi 1 de cada 5 mujeres asalariadas son trabajadoras de servicio doméstico, la rama de actividad que peor paga, y sólo 1 de cada 10 mujeres en edad de jubilarse está en condiciones de hacerlo sin moratoria.

Las mujeres aportan a nuestras sociedades y también generan riqueza, pero ese trabajo está orientado al servicio de la vida y no se limita a una expresión monetaria. Ellas dedican el doble de tiempo que los varones a tareas domésticas, a criar y cuidar a personas adultas o dependientes. Pero este trabajo no cuenta.

Los espacios comunitarios también se sostienen con el trabajo militante de mujeres a cargo de tareas de cuidado. De hecho, en las iglesias el trabajo diacónico usualmente está mayoritariamente a su cargo.

Estamos enfrentando fuertes retrocesos: ajustes en salud y educación, eliminación de las políticas que buscan cerrar las brechas de género y prevenir las violencias. Estamos viendo también cómo crecen los privilegios de unos pocos. 

Sabemos que a través de la fe, todas las personas tienen el mismo estatus, el mismo derecho y las mismas oportunidades. ¡Por una espiritualidad, una diaconía y una economía que ponga el cuidado y la vida en el centro!

Fuentes

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