Cuál fue el aporte junto a la delegación de ACT Alianza, a treinta años de la histórica Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, en que los liderazgos mundiales acordaron tomar medidas para poner los derechos humanos, incluidos los derechos y la salud sexual y reproductiva, en el centro del desarrollo sostenible.
Pilar Cancelo, Directora ejecutiva del Servicio Evangélico de Diaconía (SEDi) integró la delegación de ACT Alianza que participó del 57° período de sesiones de la Comisión de Población y Desarrollo (CPD) entre el 29 de abril y el 3 de mayo en la ciudad de Nueva York.
Cancelo fue la encargada de dar lectura a la declaración de la Alianza que ratificó el papel transformador de las organizaciones basadas en la fe para eliminar toda forma de violencia contra mujeres y niñas.
En este periodo de sesiones se celebró el 30° aniversario de la adopción del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), celebrada en El Cairo (Egipto) en 1994. Fue una oportunidad para debatir cómo ha cambiado el mundo desde entonces con el cambio climático, las pandemias, la inestabilidad económica y la desigualdad, y delinear una agenda futura.
En la actualidad la humanidad es más sana y feliz, también la maternidad es más segura y las personas viven más. Sin embargo los avances se dieron de forma lenta y desigual: la vida de las personas con mejor acceso de recursos y derechos ha mejorado mientras que miles de personas que viven en la pobreza, sufren discriminación o violencia, quedaron excluídas.
“El rápido crecimiento demográfico sigue siendo un reto para nuestros países, que suelen carecer de recursos suficientes para invertir en salud, educación y empleo decente, avanzar hacia sistemas económicos sostenibles, disminuir desigualdades y garantizar todos los derechos.”, comentó Pilar: “Por otro lado, cada vez son más los países que tienen niveles avanzados de envejecimiento de la población y se crea la necesidad de sistemas sostenibles de cuidados a largo plazo y protección social”
Es por eso que se necesita una mayor voluntad política e inversión para que las vidas de mujeres, las niñas y personas pobres puedan ser más sanas y felices.
Declaración de ACT Alianza en la 57° CDP
ACT Alianza es una coalición de 150 actores religiosos que trabajan en más de 125 países. Estamos motivados por la fe, basados en los derechos humanos y liderados localmente, y estamos comprometidos a trabajar por la justicia de género, incluida la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
La persistencia de las desigualdades de género y la discriminación contra las mujeres y las niñas, el escaso compromiso político, la insuficiencia de recursos y las normas patriarcales de género obstaculizan el progreso hacia el logro de la aplicación del Programa de Acción de la CIPD.
El 84% de la población mundial se identifica con un grupo religioso, y los actores religiosos siguen teniendo un poderoso alcance en la vida de las personas. En algunos países, los actores religiosos proporcionan una parte esencial de los servicios de salud de su país, a menudo en zonas rurales y remotas, donde el sistema público de atención de la salud a veces es inexistente o débil. A veces, los actores religiosos son los únicos proveedores de atención médica y, por lo tanto, son partes interesadas fundamentales para participar en el avance de la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
La fe, en su dimensión de gracia, no puede ser instrumentalizada con fines de subordinación y reducción de la autonomía corporal, sino que es un don liberador de Dios que permite a las mujeres y a las niñas en toda su diversidad ejercer plenamente los derechos humanos.
En este 30º aniversario del Programa de Acción de la CIPD, lamentamos que el progreso hacia el logro de la implementación sea demasiado lento, desigual y carente de recursos.
Instamos a todos los Estados Miembros a que:
- Aplicar plenamente el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo y sus exámenes subsiguientes, sin regresión ni excepción.
- Cumplir los compromisos contraídos anteriormente en el Programa de Acción y en las declaraciones posteriores, incluidos los compromisos contraídos en la Cumbre de Nairobi. Esto incluye la no regresión en el lenguaje previamente acordado, incluida la referencia a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos.
- Establecer mecanismos sólidos de rendición de cuentas para supervisar y exigir a los Estados Miembros y a la sociedad civil, incluidos los agentes religiosos, la aplicación de las leyes, políticas y programas que garanticen la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
- Asociarse con actores religiosos, que afirman los derechos humanos, para promover la justicia de género y transformar las normas sociales, que a menudo actúan como una barrera para la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
- Invertir en la seguridad y protección de los defensores de los derechos humanos, incluidos los actores religiosos, que promueven la salud y los derechos sexuales y reproductivos en contextos a menudo difíciles.