Jóvenes ierpinos uruguayos trabajaron sobre el amor y la diversidad y estas fueron sus conclusiones 👇
Compartimos vía IERP / Ierpcomunica
MONTEVIDEO / Uruguay | IERPcomunica – En el campamento de verano, realizado los días 7 al 11 de enero de 2020, los y las “Jóvenes IERPinos uruguayos” de la Iglesia Evangélica del Rio de la Plata (IERP), se reunieron a debatir y analizar el tema sobre la diversidad y el amor bajo la mirada IERPina , acompañados por la Fundación Protestante Hora de obrar.
Luego de un intenso trabajo, y conscientes de “en la sociedad de la que formamos parte existen diferentes estereotipos”, es decir conceptos establecidos por la sociedad generalmente erróneos que se adjudican sobre una o un grupo de personas, así como y heteronormas, que son normas morales que idealizan a la heterosexualidad, destruyendo y reprimiendo a la diversidad, escribieron una manifestación en la que dejan en claro su forma de pensar al respecto.
Expresaron que “ningún estereotipo hace a la persona, ya que cada uno debe ser como quiere ser y no como la sociedad lo establece”. Por eso, “ni los colores, ni la ropa, ni a quien amamos debe ser motivo para ser rechazado por los demás”. De la misma manera, refirieron a “las palabras o bromas que usamos en lo cotidiano lastiman, siendo un acto de violencia”. De esa manera, los y las jóvenes uruguayos retomaron el tema “justicia de género” trabajado en el campamento de invierno, para profundizar en esa oportunidad sobre “diversidad”.
En lo que respecta a la identidad, señalaron que “no pasa solo por la orientación sexual, ni la autopercepción”, sino más bien importa que “cada uno se pueda sentir cómodo físicamente y emocionalmente”, lo que “ayuda a que haya más valores a nivel social, como el respeto, la libertad de expresión, la solidaridad, la empatía”. En esa misma línea, destacaron que “el amor es fundamental para ayudar a romper las cadenas”, siendo un “lazo que nos une a pesar de nuestras diferencias” y que “no tiene formas, no cabe en un armario y existen tantas maneras de amar como personas en el mundo”. De esa manera dijeron que evita “el maltrato, destrato, obsesión, sufrimiento, posesión, opresiones y otros tipos de violencias”.
Finalmente, se comprometieron “a que la igualdad de género sea una realidad vivida donde cada uno se sienta seguro de sí mismo, pueda expresarse libremente, sin ataduras sociales y así dar lugar a una sociedad más justa”, poniendo como ejemplo de eso al mismo Jesús, “quien se ponía en los zapatos de los demás, centrándose en la persona antes que en la interpretación de la ley y nos invita a hacer lo mismo”.